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La cosa no era para desesperarse; ya vera de arreglarlo todo. Tal vez su
buena suerte vendra a resolver el conflicto a ltima hora.
Y gozaba de una tranquilidad momentnea, dejando transcurrir el
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Caas y barro
tiempo sin pensar en las criminales proposiciones de Neleta.
Estaba unido a ella para siempre: constitua toda su familia. La taber-
na era ya su nico hogar. Haba roto con su padre, que, enterado por las
murmuraciones del pueblo de su vida marital con la tabernera, y viendo
que transcurran las semanas y los meses sin que el hijo durmiese una
sola noche en la barraca, tuvo con ste una entrevista rpida y dolorosa.
Lo que haca Tonet era deshonroso para los Palomas. l no poda toler-
ar que se llamara hijo suyo un hombre que viva pblicamente a expen-
sas de una mujer que no era su esposa. Ya que quera vivir en el deshon-
or, alejado de su familia y sin prestarla auxilio... como si no se conocier-
an! Se quedaba sin padre: nicamente podra encontrarlo otra vez cuan-
do recobrase su honra. Y el to Toni, despus de esta explicación, con-
tinuó con el fiel auxilio de la Borda el enterramiento de sus campos.
Ahora que la gran empresa tocaba a su fin, se senta desalentado; pre-
guntbase con tristeza quin haba de agradacerle tantas fatigas, y ni-
camente por su tenacidad de trabajador siguió adelante en el empeo.
Llegó la poca de las grandes tiradas: San Martn y Santa Catalina, las
fiestas del Saler.
En todas las reuniones de los barqueros se hablaba con entusiasmo
del gran nmero de pjaros que este ao haba en la Albufera. Los
guardas de la caza, que vigilaban de lejos los rincones y las matas donde
se congregaban las flicas, las vean aumentar rpidamente. Formaban
grandes manchas negras a flor de agua. Al pasar una barca por cerca de
ellas, abran las alas volando en grupo triangular e iban a posarse un
poco ms all, como una nube de langosta, hipnotizadas por el brillo del
lago e incapaces de abandonar unas aguas en las que les esperaba la
muerte.
La noticia se haba esparcido por la provincia, y los cazadores seran
ms numerosos que otros aos.
Las grandes tiradas de la Albufera ponan en conmoción todas las
escopetas valencianas. Eran fiestas antiqusimas, cuyo origen conoca el
to Paloma de la poca en que guardaba los papeles de Jurado, relatn-
dolo a sus amigos en la taberna. Cuando la Albufera era de los reyes de
Aragón y sólo podan cazar en ella los monarcas, el rey don Martn quiso
conceder a los ciudadanos de Valencia un da de fiesta, y escogió el de
su santo. Despus la tirada se repitió igualmente el da de Santa
Catalina. En estas dos fiestas toda la gente poda entrar libremente en el
lago con sus ballestas, cazando los innumerables pjaros de los carriza-
les; y el privilegio, convertido en tradición, venia reproducindose a
travs de los siglos. Ahora las tiradas gratuitas tenan un prólogo de dos
das, en los cuales se pagaba al arrendatario de la Albufera por escoger
los mejores puestos, viniendo a ellas los tiradores de todos los pueblos
de la provincia.
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Vicente Blasco Ibez
Escaseaban los barquitos y los barqueros para el servicio de los
cazadores. El to Paloma, conocido tantos aos por los aficionados, no
saba cómo atender a las demandas. l estaba enganchado desde mucho
tiempo antes a un seor rico que pagaba esplndidamente su experien-
cia de las cosas de la Albufera. Mas no por esto los cazadores dejaban de
dirigirse al patriarca de los barqueros, y el to Paloma andaba de un lado
a otro buscando barquitos y hombres para todos los que le escriban
desde Valencia.
La vspera de la tirada, Tonet vio entrar a su abuelo en la taberna.
Vena en su busca. Aquel ao la Albufera iba a tener ms escopetas que
pjaros. l ya no saba de dónde sacar barqueros. Todos los del Saler, los
de Catarroja y aun los del Palmar estaban comprometidos; y ahora, un
antiguo parroquiano, a quien nada poda negar, encargbale un hombre
y un barquito para un amigo suyo que cazaba por primera vez en la
Albufera. Quera ser Tonet ese hombre, sacando a su abuelo de un
compromiso?
El Cubano se negó. Neleta estaba mala. Por la maana haba aban-
donado el mostrador, no pudiendo resistir los dolores. El momento tan [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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