[ Pobierz całość w formacie PDF ]
siendo su mundo y no Metairie. Reeves se sentía bien viéndola. Su sonrisa, su voz, su
risa, toda su actitud indicaba a las claras que se encontraba feliz en su elemento.
Como su esposa, podría regresar al Nueva Orleáns elegante con la cabeza bien
alta. Podría recibir en su casa, presidir comités benéficos y volver a su antigua vida.
Aquello era lo increíble y lo irónico de toda aquella situación.
A Reeves le resultaba vertiginoso pensar que era él, Reeves Talbot, quien podía
darle a Olivia todo aquello. A cambio, él podría tenerla a ella como compañera para
toda la vida. Cualquier sacrificio parecía poco ante aquello.
El domingo, Reeves ya había llegado a la conclusión de que no había posible
vuelta atrás para él. Había confeccionado todo el programa aquel fin de semana: se
uniría definitivamente a Duplantis & Duplantis y se modelaría a sí mismo como el
marido ideal de Olivia.
Reeves hizo el último tanto del partido. Y fue el de la victoria definitiva.
Mientras los aplausos entusiastas sonaban en torno a ellos, Olivia dejó caer la raqueta
Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 121 153
Carole Halston El orgullo del sur
y giró sobre sí misma con los brazos al aire. Esbelta, sexy y encantadora con su traje
de tenis, corrió hacia él, le arrojó los brazos al cuello y lo besó delante de todo el
mundo.
¡Hemos ganado! ¡Somos los campeones! exclamó ella, mientras Reeves la
abrazaba con fuerza, alzándola del suelo.
«¡Es mía!». Reeves estaba exultante. «¡La he ganado!».
A continuación vino la ceremonia, medio en broma, medio en serio, de entrega
de premios. Posaron para las fotos, sosteniendo una ornamentada copa de plata en la
que se grabarían sus nombres, en la mejor tradición de Wimbledon.
Esto quiere decir que tenéis que venir el año que viene a defender vuestro
título les informó un coro de voces.
Varias de las mujeres añadieron una predicción:
No serán el equipo Talbot y Prescott el año que viene, sino los Talbot. ¿Qué
os apostáis?
La respuesta fue una ruidosa unanimidad.
Sonrojándose, Olivia buscó la mirada de Reeves. Su belleza lo dejó sin aliento.
Su cabello negro formaba un glorioso halo de ondas y rizos en torno a su rostro,
enmarcándolo. Sus ojos eran de un increíble tono violeta azulado. El color rosa teñía
su cutis delicado y cremoso. Estaba radiante de felicidad. Resplandecía de orgullo y
adoración.
Orgullo por él. Adoración por él. Reeves le sonrió, sin preocuparse de que en su
rostro estuviera claramente grabado el mensaje de que se sentía el más afortunado de
los hombres porque ella lo estuviera mirando con aquella expresión.
En aquel momento público, hasta la más pequeña duda se desvaneció. Olivia se
casaría con él. Reeves podía decir en aquel preciso instante: «¿Qué te parece la idea?»
y ella habría aceptado su propuesta con el mismo desenfado. Más adelante, él podría
repetir la propuesta, a través de la pregunta tradicional: «¿Quieres casarte
conmigo?». La respuesta de Olivia sería emocionantemente simple: «Sí».
Reeves casi se dejó llevar por el impulso, pero algo lo contuvo. En cambio, la
besó suavemente en la boca, como dando a entender sin palabras que el año
siguiente serían sin duda marido y mujer.
De aquí al próximo torneo, Olivia y yo tendremos tiempo de practicar dijo
a modo de advertencia.
Inmediatamente se produjo una discusión sobre cómo podían quedar para
practicar durante los siguientes meses. El foco de atención se apartó de ellos dos.
Olivia no mostró ningún signo exterior de que Reeves la hubiera decepcionado, pero
él notó que había sido así.
El paseo por la playa no se materializó tampoco aquella tarde. El sol seguía
brillando cuando salieron de la casa de los Hymer a media tarde. Decidieron
conformarse con tomar la carretera de la playa hasta Ocean Springs de vuelta a
Nueva Orleáns.
Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 122 153
Carole Halston El orgullo del sur
Siento que no podamos ir a la playa dijo Olivia sin demasiado pesar . La
próxima vez.
La próxima vez convino Reeves.
Ella miró por la ventanilla.
Al fin ha resultado un fin de semana maravilloso. Me alegro de que
decidieras aceptar. La compañía era agradable y la comida deliciosa. Hemos tenido
un tiempo perfecto y hemos hecho cantidad de ejercicio lo miró, sonriente . Y la
guinda ha sido& tenerte como compañero de habitación.
Ah, creía que no lo ibas a decir nunca dijo él zumbonamente, en un
esfuerzo por adecuarse al buen humor de ella.
Y tú parecías estar disfrutando tanto como yo.
Aquella afirmación requería una respuesta tranquilizadora.
Realmente me lo he pasado bien. Marcia y Clinton son unos anfitriones
fantásticos. El grupo no podía haberse mostrado más afable. Ha sido un fin de
semana muy agradable Reeves alargó el brazo para apretarle la mano a Olivia . Y
he podido estar contigo. Eso ha sido lo mejor.
Le caes muy bien a todo el mundo.
Les ha gustado la parte de mi personalidad que les he mostrado, al menos
replicó él . Todos nos hemos portado exquisitamente.
La cortesía te surge de forma natural. Y sabes cómo mantener una
conversación amena su voz se llenó de regocijo . Incluso conseguiste parecer
interesado y decir cosas inteligentes cuando Betty Duffy se disparó con el tema de
sus niños.
Eso sí que fue la prueba de fuego confesó Reeves . El ser un buen
abogado requiere tener cierto talento de actor. Yo he intentado causar una buena
impresión este fin de semana. Imagino que te habrás dado cuenta. Yo no estaba en mi
[ Pobierz całość w formacie PDF ]